De paseo

Por Mischa Viera-Kirby


Gulfport
Yo no disfruto de un fin de semana a menos que realice algún tipo de actividad física. No puedo descansar hasta que mi corazón se haya ejercitado. Para complacer a mi cuerpo y a mi mente, invité a mi mamá (a quien recientemente convencí de correr la mitad de un maratón) a compartir una experiencia mucho más relajante recorriendo los distritos artísticos de Florida’s Beach. Con la promesa de disfrutar de vinos y quesos, en lugar de bebidas deportivas y bananas, mi mamá, Debbie, aceptó y ambas nos fuimos a caminar en una cálida noche de viernes por el centro de Gulfport, que queda a sólo unos pasos de Boca Ciega Bay.
El pequeño y acogedor pueblo celebra un paseo de los artistas el primer viernes y el tercer sábado de cada mes, donde las galerías y los restaurantes a todo lo largo de Beach Boulevard ofrecen bebidas y aperitivos.

Debbie y yo paseamos junto a la pequeña, pero animada muchedumbre, y nos detuvimos en Stillwagon Studio para contemplar sus decorados astrales, fuera de este mundo, con animales terrenales destacándose en primer plano. La mayor parte del tiempo la pasamos visitando Domain Home Accessories. Esta boutique décor resultó muy atractiva para mis caprichosos gustos: candelabros de pared estilo gótico, lámparas de noche en forma de botella de vino y pinturas vitrales con temas gitanos.

Tarpon Springs
Mientras el sol se ocultaba tras el cercano archipiélago de St. Pete Beach, la multitud comenzó a disiparse, ya que muchas personas se encaminaban hacia restaurantes tales como The Patio Café y La Cote Basque, un restaurante francés. Para descansar y estar en forma para el recorrido que nos aguardaba al día siguiente, Debbie y yo regresamos temprano a nuestra habitación en el Sea Breeze Manor B&B; Inn. Ubicado en Shore Boulevard, cada suite de este hotel cuenta con su propia área de estar, así como con balcón o patio dentro del complejo amurallado.
A la mañana siguiente salimos de nuestra tropical habitación “Jamaica” para disfrutar de una estadía, decididamente mediterránea, en el pueblo que rememora las aldeas de pescadores griegos Tarpon Springs. A pesar de que sólo cuenta con apenas 20.000 habitantes, Tarpon Springs es fértil en obras de arte y herencia cultural. Abordamos el Tranvía Tarpon Springs cerca de Historic Sponge Docks, donde el aroma de baklava se entremezcla con al aire del mar. El tranvía avanzó aproximadamente un kilómetro hacia sur, hasta el Histórico Distrito Griego, con una escala en la Iglesia Universalista, donde los visitantes pueden contemplar, de octubre a mayo, pinturas de George Inness, Jr., un antiguo residente de Tarpon Springs que venía a esta ciudad durante los meses de invierno de principios de los años 1900.

El paseo en tranvía continua hacia el Histórico Distrito de Artes y Antigüedades ubicado en el centro de la ciudad. Todo este sector constituye en sí mismo una especie de museo al aire libre, encontrándose incluido en el Registro Nacional de Sitios Históricos, con tiendas y galerías a lo largo de sus aceras de adoquines.

Justo en las afueras del centro, importantes obras de arte se exhiben en los predios locales del St. Petersburg College. El Museo de Arte Leepa-Rattner muestra las acuarelas y las esculturas del artista expresionista Abraham Ratter y de su esposa Esther Gentle. El museo fue fundado por el hijastro de Rattner, Allen Leepa, quien es también un artista y profesor de arte que vino a vivir a Tarpon Springs tras su jubilación.

Dunedin
Para regresar al sur, tomamos la Alt. U.S. 19, una carretera de dos vías que serpentea la línea costera. Al final del camino, nos dieron la bienvenida los pequeños portones de ladrillo que flanquean la entrada a Dunedin, un pueblo famoso por su herencia escocesa.

En Pioneer Park de Main Street recorrimos la muestra y venta mensual de obras de arte del Creative Artists Guild. En dependencia de la época del año, entre 10 y 20 artistas exhiben sus pinturas y artesanías de 10 a.m. a 4 p.m. cada sábado.

Un flujo constante ciclistas, corredores y caminantes provenientes del cercano Pinellas Trail pasan junto a las obras de arte, en camino a disfrutar de un desayuno-almuerzo. Este sendero, propicio para los peatones, que se prolonga 55 kilómetros a través del condado, contribuyó a que Dunedin obtuviera la clasificación de “Mejor pueblo para caminar en EE. UU.”, que otorga la revista The Walking Magazine.

Con más de 100 tiendas, galerías y restaurantes para elegir, Debbie y yo nos sentimos abrumadas cuando tratamos de decidir por dónde comenzar a explorar. Comenzamos en Old Feed Store, situada en el sendero. Esta edificación de madera está repleta de antigüedades, así como de acuarelas del artista de la localidad, Lou McMurray, quien pinta motivos de Dunedin, como las cabañas de la Scotland Street. También nos detuvimos en Vista Galleries y en la Firehouse Gallery antes de continuar hacia nuestra próxima escala, St. Petersburg.

St. Petersburg
Al final de la tarde nos quedaba algo de tiempo para visitar el Museo de Bellas Artes, de Beach Drive en St. Petersburg para ver una exhibición de fotografías de Annie Leibovitz y de Ansel Adams. Los $8 de la entrada incluían un recorrido por la colección permanente del museo, en la que se incluyen obras de Cezanne y figurines precolombinos.

Cuando el sol comenzaba a ocultarse, ya era demasiado tarde para visitar los otros cinco museos de la ciudad, que incluyen el Museo Internacional de Florida y el Museo Dalí, los cuales ya habíamos visitado anteriormente. No obstante, habíamos hecho una planificación perfecta para aprovechar la noche especial del mes (el segundo sábado), cuando las galerías del centro de St. Petersburg permanecen abiertas hasta tarde en la noche y donde, con frecuencia, los artistas esperan a los visitantes para hablar de sus obras.

Cuando finalizó nuestra segunda noche de recorrido por las galerías, mi mamá elevó su copa de vino e hizo un brindis por nuestra caminata crepuscular: “A la salud del arte, de la exploración y de la ausencia de Gatorade y de ampollas”. “Esta ha sido una larga caminata que volveré a hacer”.